No puede negarse que la gamificación es una tendencia empresarial al alza. Según el sitio web Gartner, se convertirá en el año 2016 en una de las prácticas más extendidas para impulsar la comercialización y la lealtad del consumidor.
Podemos decir que es un herramienta sencilla y compleja al mismo tiempo. La base de la gamificación es la aplicación de mecánicas y dinámicas de juego en contextos no lúdicos con el objetivo de fomentar la participación e inducir el cambio en el comportamiento de los usuarios. ¿Cómo lo consigue? A través del uso, por ejemplo, de un sistema de recompensas, como las barras de progreso, los puntos, los rankings o los descuentos.
Según gamification.com “Gamificación (gamification en el ámbito anglosajón) es el empleo de mecánicas de juego en entornos y aplicaciones no lúdicas con el fin de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y otros valores positivos comunes a todos los juegos. Se trata de una nueva y poderosa estrategia para influir y motivar a grupos de personas.”
Sin embargo, gamificar no es tan fácil como parece. Necesitas motivar al usuario. Ser capaz de provocar, mantener y dirigir su conducta hacia un determinado objetivo. Conseguir convertir en una experiencia entretenida algo que resulta aburrido, monótono o pesado para el usuario.
La integración de dinámicas de juego en entornos no lúdicos no es un fenómeno nuevo, pero el crecimiento exponencial del uso de videojuegos en los últimos años ha despertado el interés de expertos en comunicación, psicología, educación, salud, productividad -y casi cualquier área de actividad humana- por descifrar las claves que hacen del videojuego un medio tan eficaz. En estos últimos años ha comenzado también la expansión en el estudio de su aplicación a otros ámbitos no necesariamente lúdicos. Gamificación es el término escogido para definir esta tendencia.
La práctica en tu negocio de una correcta estrategia de gamificación incrementará la fidelización del cliente a tu marca y su engagement. Si, por ejemplo, tus leads han caído en picado o notas que cada vez tienes menos suscriptores a tus newsletters, ¿por qué no convertir la experiencia del usuario en algo motivante?
Cada objetivo requiere de unas acciones de gamificación y no de otras. Siéntate a pensar cuál es el producto o servicio que deseas gamificar en este momento y por qué lo necesitas. Puede que ahora tu estrategia de marketing esté enfocada al aumento del tráfico en tus redes sociales y esto sea lo único que interese gamificar.
Si no conoces a tu cliente, estarás perdido y tu estrategia de gamification no tendrá sentido. Conoce a quién estás dirigiendo tus acciones para implementar mecánicas que les motiven según sus gustos y preferencias.
Por ejemplo, si quieres gamificar tu e-commerce, podrías lanzar esta encuesta a los clientes suscritos a tu base de datos. En base al perfil con más presencia dentro de tus usuarios (más sociales, más competitivos, más racionales y pragmáticos…) decidirás qué técnicas utilizar en tu proyecto de fidelización.
Ofrecer ‘smilies’ cada vez que un cliente te haga un RT puede motivar a los clientes más sociables, con mayor presencia en redes y que más disfrutan trabajando en equipo y ayudando al resto. Por el contrario, de nada servirán esas caritas sonrientes a un cliente que busque recompensas reales, que sea competitivo y que tenga madera de líder. De ahí que resulte crucial conocer realmente a tu usuario para obtener los mejores resultados en conversión y fidelización. La implementación de un sistema de recompensas te ayudará a captar nuevas oportunidades de negocio y a consolidar la lealtad de los clientes con tu marca.
La gamificación ya es una herramienta clave en la captación y fidelización de nuevos clientes; además de haberse convertido en un motor de la productividad y de la motivación de los empleados de las empresas. Los tiempos han cambiado y nos enfrentemos a clientes críticos y profesionales, los prosumer. Por eso, la captación de los mismos requiere de un proceso interactivo y entretenido que anime a tus usuarios a convertirse en tus clientes o a permanecer siéndolo.